Oración a San Miguel Arcángel para romper energías negativas y maldiciones.

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    Amado vencedor de las tinieblas, ven en nuestro socorro y defiéndenos de las asechanzas del mal. Sé nuestro refugio protector, y en la hora del peligro, sálvanos. Cuando mi voz llame a tu nombre, escúchame y respóndeme. Eres Admirable guía de Dios en nuestro camino, después de Jesucristo. Pelea nuestra batalla contra las sombras que amenazan nuestra paz. 


    Que tu espada flamígera y poderosa, corte y libere todas mis ataduras del ego, que no me permiten ver la perfección del Altísimo Creador. Camina conmigo Arcángel Miguel, y me sentiré seguro. Tómame de la mano en el camino de la vida y aunque ande en valles desiertos, no tendré miedo alguno. Cúbreme con tus alas y revísteme con el uniforme de la paz. 


    Que tu manto sea mi protección y tus manos mi dirección. Aumenta mi fe, para ver a Dios en todas las cosas. Lléname de fuerza y disciplina para mirar las circunstancias como mis grandes maestras. Apártame de los malos consejeros y de los que no quieren mi bien. Corta y disuelve toda palabra o energía negativa que haya sido lanzada contra mí. Envuélveme con tu manto etérico de invisibilidad, para que los que desean mi mal, no puedan verme. Consume y transmuta toda brujería, hechicería, maldad y actos dañinos que quieran atentar mi tranquilidad. Les quito poder con tu fuerza y presencia. Dibuja a mi alrededor un anillo NO PASE, para que no penetre ninguna energía mal calificada a mi entorno áurico. 


    Que de mi boca no salga una palabra que no lleve consigo una bendición. Que mis ojos vean tu luz y reciban el amor del Artista de Almas. ¿Quién como Dios? es tu nombre, y en él me refugio cuando tengo miedo. Soldado de Cristo, equilibra mi alma y armonízala con tu presencia permanente. En tus manos confío mis días, mis planes, mis horas, mis proyectos y alegrías. 


    Con la dirección de Dios, envíame a los lugares donde deba estar, haciendo lo que deba hacer, con las personas con quiénes deba estar, siempre en armonía Divina y bajo la cobertura del cielo. Diseñador del bien, capacítame cada día para obrar bondades y glorificar a Dios en todas mis actividades. Príncipe del cielo, enséñame a ser feliz y a alcanzar mis anhelos con fe. ¡Hecho está!


Autor: Jorge Bechara


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