Nos hemos acostumbrado a pensar que todo lo que tenemos, es de nuestra propiedad, sin comprender que nada en la vida nos pertenece, aunque lo tengamos todo. Al mundo venimos desnudos, y regresaremos a la Fuente Creadora de la misma manera. La gratitud es una plantita que debemos regar todos los días, porque ella desprende el aroma de la manifestación. Cuando comprendemos esto, la vida se vuelve maravillosa, pues atraeremos por vibración de gratitud, todo lo que anhelamos y nos llena de gozo.
Pero, ¿Qué está ocurriendo hoy?, la humanidad ha dejado de agradecer, o por lo menos, en su gran mayoría. La gratitud es una llave que abre puertas maravillosas y nos conecta con aquello que ha sido dibujado para cada uno de nosotros.
Existe una magia en la palabra »GRACIAS», y es que cada vez que la pronunciamos, multiplica 70 veces lo que tenemos. Es sorprendente como una palabra, puede hacerte prosperar.
Hay quiénes se preguntan, ¿Por qué no prospero?, ¿Por qué no me va bien en el amor?, ¿Por qué no tengo lo que me gusta? La respuesta que se ajusta a estas preguntas anteriores es, ¿Cuánto estoy agradeciendo?
El error de la sociedad, es que nos enfocamos en lo que no queremos, sin percatarnos que la clave está en agradecer lo que sí tenemos, para que se multiplique en nuestra vida.
Cuando centramos nuestra atención en lo que nos falta, se desprende de nuestros poros, una energía de ingratitud, y nuestra vida se recrea en esa energía de querer más, pero desde la necesidad o carencia.
La gratitud, trae consigo buena vibra. Es una palabra mundialmente reconocida, y ha sido cargada por siglos, de sentimientos, emociones, ondas, electrones y átomos de paz y abundancia.
Decir »GRACIAS», por cada situación vivida y el bien que nos ha dejado; por cada persona que llega a nuestra vida, así no nos guste; por cada centavo que cae en nuestra cuenta bancaria; nos conecta con nuestro propósito de vida.
No hay algo que le disguste más al Universo, que una persona ingrata. Dios ve con buenos ojos a sus hijos más agradecidos, y este les muestra el camino que les conducirá hacia una prosperidad permanente. ¡Qué maravilla!, ¿no?.
Hoy has aprendido una nueva lección del alma, y queda de tu parte el querer vivir ajustándote al Plan Divino, o seguir lamentándote por lo que careces. Nuestra mente es un imán y quien le da a nuestra mente su efecto de atracción, es la Gratitud.
Siempre con amor…
Jorge Bechara
